Ya había pasado un año y estaba a meses del Examen de Graduación. Para poder pasarlo debía lograr la técnica Tenmoku, especialidad de la familia Asahi. Había estado practicando lo y en parte lo había logrado, pero no creo que este al nivel adecuado para ser evaluado. Con esta técnica bien desarrollada, mis ojos y manos debían brillar de color azul y debería producir chispazos alrededor de mis manos, pero yo solo he logrado que brillen lo que significa que aun no he controlado mi elemento.
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Como se imaginarán pasaba la mayor parte del tiempo con Daizuke, hasta en mis horas de entrenamiento. Por lo general permanecía sentado mirándome y aconsejándome a cada momento. Gracias a él mejore mucho.
Un día antes del examen, había salido el tema de Eijiro. Siempre cuando hablábamos de las actitudes de mi padre terminaba en una discusión. Daizuke intentaba siempre de atenuarlas cosas, dando punto de vistas neutrales. Lo que me hacía enfurecer más. Se que no lo hacía con mala intención pero era difícil saber qué era lo que de verdad pensaba.
Cuando la discusión se tornó más pesada, me enfurecí muchísimo y ese mismo instante pude sentir una energía nueva en mi cuerpo y mis manos comenzaron a brillar pero esta vez sí salían chipas de ellas. Daizuke me miró con asombro y preocupación ¿Por qué me miraba así? Tenía tanta bronca que decidí desquitarme con el árbol más cercano.
-¡Ahh! -grite con ira y con una de mis manos ataque al árbol.
Para mi sorpresa había cortado gran parte del tronco con mi ataque. No paraba de mirar mis manos y al árbol una y otra vez, no lo podía creer.
-¿Es posible que lo haya logrado? -me pregunté a mi misma.
Daizuke interrumpió mi pensamiento y me abrazó muy fuerte.
-¡Muy bien! Lo hiciste.
El problema era, que no sabía como lo había hecho…
Llegó el gran día. Tenía que poner lo mejor de mí si quería convertirme en un ninja de verdad. Aún no sabía bien que iba a hacer cuando este frente al jurado, mas sabiendo que mi padre estaría allí también. Todos estaban reunidos en la zona de entrenamiento oficial esperando a que sus nombre sean mencionados para ser evaluados. Todos eran muy buenos y esto me dio aún más inseguridad.
-¿Shizue Asahi? -escuché- es tu turno.
Todos se dieron vuelta para verme, parece que todos esperaban ver mi progreso en mi entrenamiento.
-Buena suerte. -Daizuke me dijo por lo bajo.
Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia el jurado evitando las miradas. Giré para ver el maniquí de prueba estaba a mi izquierda. Hacía el debía atacar. Una vez más miré a Daizuke y él me levanto el pulgar. Me puse en posición, pero antes de comenzar escuche un murmullo proveniente de la mesa del jurado. Era mi padre y uno de los jueces. Trate de escuchar lo que decían.
- Debe estar orgulloso de ella, ¿verdad? -dijo el juez.
- Luego de que la evalúen te digo…
Es ese momento no sabía qué hacer. Pensé en huir, pero me quedé al pensar en mi amigo Daizuke. No quería que toda su ayuda haya sido en vano. Contuve todo mi dolor y enojo, para continuar. Y otra vez sentí esa energía, era mi oportunidad.
Corrí y salté hacia el maniquí para romperlo en pedazos. Y lo logré.
Todos aplaudieron como al final de cada evaluación, pero no me importaron los demás. Toda mi atención se centraba en Daizuke quien estaba sonriéndome. Los jueces estaban complacidos y me dieron la banda protectora con el símbolo de la Aldea de la hoja.
Después de las evaluaciones designaron un equipo de tres integrantes a cada ninja. A mi afortunada me tocó estar en el Equipo "A" junto a Daizuke Shiomi y Akio Hishida. Nuestro enseñante sería Gennai.
Cuando volví a mi casa mi mamá me estaba esperando con una rica cena para celebrar mi padre aun seguía con cara de amargado. ¡Por dios! ¡Nada le conformaba a este hombre! Por el momento calle y me entretuve hablando con mi mama.
- Que raro que no hayas utilizado la técnica Aoi Uzu para el examen… -interrumpió mi papa.
- Aún no domino esa técnica… -le respondí.
- ¿"Aún"? Yo a tu edad ya lo dominada perfectamente…
- Vos sos vos, Yo soy yo. Somos dos personas distintas. -dije con más agresividad.
- Bajá el tonito, soy tu padre.
- ¿Ah sí? No lo parece… Solo te importa tu reputación.
- Yo me preocupo mucho por esta familia…
- ¡Basta! -mi mama dijo algo después de tantos años de silencio.
-Estoy de acuerdo… Yo me voy.- respondí y me fui a mi habitación a buscar mis cosas.
Mi mamá intento convencerme pero no pudo. Mi decisión estaba tomada. Ella decidió acompañarme al centro de la aldea donde hay otra gente para salir de esta burbuja.
Alquilamos una casa junto a una florería. Nunca había visitado este lugar, había tanta gente desconocida y entre ellos muchos niños.
Al instalarnos, fui a investigar el lugar y en el camino fui conociendo nuevos chicos de mi edad, como Naruto y Sakura. Ellos fueron los que me ayudaron a conocer un poco más el lugar. Todo era hermoso.
También conocí un chico que se llamaba Kiba. Me parecía lindo y desde entonces me gusto mucho. Él tenía un cachorro muy tierno llamado Akamaru.
Al parecer todo iba bien desde mi llegada a este nuevo lugar y era una buena oportunidad para empezar de nuevo.